Chile es una nación evocadora. Situada a lo largo del extremo occidental del Cono Sur, entre la cordillera de los Andes y el mar, ha sido un surtidor de poetas y canciones. De tierras chilenas salieron al mundo nombres como Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo Neruda.
Pero también Chile ha sido un país desgarrado por la política. Después de haber sido la primera nación democrática que albergó el triunfo de un socialista por la vía de las elecciones -Salvador Allende en 1972- sufrió un golpe de Estado al año siguiente que impuso un gobierno dictatorial que duró 18 años, y en su larga historia dejó un caudal de más de 3,000 muertos.
Ahora esa nación se encuentra nuevamente sacudida por el oleaje de la política. En la primera vuelta del proceso electoral para elegir al presidente -con el 88% de los votos contados-, se puso al frente José Antonio Kast, un exdiputado conservador que ha prometido restaurar el orden y la seguridad y reducir al mínimo el tamaño del Estado. Solo lo separan tres puntos de su rival de izquierda, Gabriel Boric, quien propone ampliar las funciones del Estado con una política de amplia seguridad social. La segunda vuelta, que será la definitiva, será el próximo 19 de diciembre.
Kast ha sostenido, para asombro de todos, que admira la figura de Augusto Pinochet. Ese detalle, sin duda, le hará ganar o perder la elección.
Basta con ver la fotografía de ambos para saber que se trata de posturas encontradas.