México empieza a parecerse a Estados Unidos. La agresión de un estudiante de 15 años a mano armada contra su maestra y sus compañeros de escuela, así como la balacera desatada en una discoteca de Playa del Carmen por un individuo contra todos los asistentes, son fenómenos comunes en la llamada Unión Americana, pero no en México.
En Estados Unidos la violencia que azota casi diariamente a todos los estados está vinculada a cuatro fenómenos esenciales: el terrorismo, el racismo, la desintegración familiar y la venta de armas legalizada. El terrorismo alimenta a los simpatizantes del radicalismo islámico a lanzar bombas y atacar a mansalva en lugares públicos; el racismo, legado de siglos, sigue siendo la catapulta que impulsa a matar congregaciones religiosas de negros, y a policías blancos como venganza; la desintegración familiar y la sicosis que en ocasiones resulta de ella lanza a las calles, a las reuniones públicas y a los cines a un conjunto de trastornados capaces de acabar con la vida de gente desconocida para ellos; y la venta legalizada de armas permite la existencia de un arsenal estacionado en manos de familias pudientes, pandillas callejeras, adolescentes fascinados con la violencia y sicópatas aislados.
Nada de eso, tal y como existe al norte del Río Bravo, se presenta en México. Aquí no hay terrorismo islámico, ni racismo criminal, de venta de armas en los Walmart, ni desintegración familiar que genere sicópatas capaces de ingresar a escuelas para asesinar a cualquiera. ¿No? El lamentable episodio de Monterrey señala en otra dirección. El adolescente de 15 años vivía en una zona de clase alta, asistía al Colegio Americano del Noreste, e iba armado. Una escena parecida a las masacres de Columbine, Sandy Hook y Santa Mónica Community College.
El ataque a la discoteca Blue Parrot en Playa del Carmen tiene como trasfondo la presencia del narcotráfico en Quintana Roo, los ajustes de cuentas entre las bandas rivales y el cobro de los llamados derechos de piso. Sin embargo, visto superficialmente, parece también un episodio clásico de los que se observan en Estados Unidos: un hombre armado ingresa a un lugar lleno de gente y dispara contra todos los que están a su alrededor. Lamentable.
Si. México empieza a parecerse a Estados Unidos. En su lado más oscuro.