La marcha de protesta más reciente en Washington fue contra el cambio climático y, en consecuencia, contra Donald Trump. La actual administración de la Casa Blanca ha echado por tierra todos los esfuerzos realizados contra el cambio climático en el mundo, empezando por las políticas ambientalistas de Estados Unidos.

Si bien los gobiernos republicanos nunca han sido amigos de impulsar políticas ambientalistas, la actual administración ha ido mucho más lejos. Ha recortado brutalmente el presupuesto de la Environmental Protection Agency (la Agencia de Protección Ambiental) y ha sacado a Estados Unidos de los Acuerdos de París, que representan el mayor avance conjunto de varios gobiernos para detener el calentamiento de la tierra.

La marcha de este sábado fue encabezada por varias celebridades de Hollywood y el ex vicepresidente Al Gore, quien se ha convertido en un líder mundial de la lucha contra el cambio climático. Fue seguida por marchas en diferentes ciudades y poblados del país, algunas más nutridas que otras, como la de Santa Mónica en California.

Como en todas sus políticas, la política ambientalista de Trump tiende a romper el equilibrio mundial alcanzado en ese tema. Después de que Barack Obama impulsara una serie de medidas para reducir notablemente la emisión de gases de efecto invernadero que está calentando la atmósfera y los océanos -y precisamente por ello-, la nueva administración ha decidido actuar como si el cambio climático fuese un invento de científicos ociosos.

Lo más probable, ante el vacío dejado por Estados Unidos en la luchas contra el cambio climático, es que China tome su lugar. Eso lo han dicho los funcionarios de Baijing. Es otra sorpresa para muchos. Hace años, cuando todo el mundo acusaba a China de ser el principal surtidor de gases de efecto invernadero, nadie hubiera pensado en que se convertiría en el nuevo adalid para proteger a la Tierra.