La lucha contra la corrupción, que es la bandera más elevada del actual gobierno, no ha limpiado al país de ese mal endémico que padecemos desde hace siglos. El ofrecimiento de terminar con la corrupción durante el actual sexenio no se ha cumplido, debido a que no han habido sanciones en los casos heredados, no se han recuperado los recursos robados y han surgido nuevos desvíos millonarios, considera Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana.
Según el investigador, persiste la impunidad en casos como el de Odebrecht, en el que la empresa brasileña pagó presuntamente un soborno millonario al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, quien sigue bajo proceso tras haber recibido un trato preferencial por declarar en contra de otros presuntos implicados.
Tampoco existen sentencias en el caso de la Estafa Maestra, en la cual se operó un desvío millonario desde las Secretarías de Desarrollo Social y Desarrollo Agrario, y las autoridades no han determinado a dónde fueron a parar los recursos de más de 5 mil millones de pesos.
La corrupción es una plaga que fue bajando desde la altura de la pirámide de cada dependencia y se infiltró por todos los rincones de la estructura. Por eso es difícil encontrar personas que no vieron o no supieron lo que ocurría.