La entrevista a Rodrigo Tacla en El País de España es una fuente de información de primera mano para todos los analistas del funcionamiento de la corrupción en el mundo. Este hombre es un abogado que laboraba en el Departamento de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, la empresa constructora brasileña especializada en comprar voluntades políticas para conseguir contratos multimillonarios. Tacla era una pieza fundamental, porque sus funciones eran inyectar dinero en las campañas políticas, enviar regalos a los candidatos, organizar fiestas y homenajes, acercar prostitutas y avistamiento de futuros aspirantes a cargos políticos en todas las latitudes del continente. La firma es un gigante de 168,000 empleados, con ramales en 28 países. Las declaraciones del abogado involucran a políticos de 12 naciones, entre los que sobresalen Michel Temer -actual presidente de Brasil-, Juan Manuel Santos -de Colombia-, Danilo Medina -de República Dominicana- y los expresidentes Ollanta Humala -de Perú- y Luis Inácio Lula da Silva -de Brasil.
La forma de operación de la empresa era muy simple, y no se amilanaba a la hora de desembolsar recursos. Primero se involucraba en las campañas políticas de los candidatos con posibilidades de ganar la contienda; se encargaba del manejo de imagen y el marketing político. Después asesoraba a los gobernantes para incluir contratos con la empresa en sus planes de gobierno; en caso de falta de recursos, los asesoraba para obtener créditos con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo; finalmente se adjudicaba las licitaciones. Dice Rodrigo Tacla que los funcionarios que aceptaron sobornos fueron más de mil. Desde el jefe de Estado hasta el de la ventanilla de cobros.
Un caso paradigmático fue el del Primer Ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, sobornado con 3 millones de euros para mantener en secreto las operaciones del Meini Bank, una entidad financiera fincada en la isla, en la que Odebrecht lavaba el dinero de los sobornos. Las cifras llegaban aproximadamente a los 260 millones de euros cada año, y los beneficiarios se enlistaban bajo la categoría de Personas Políticamente Expuestas (PEP). Todo muy ordenado.
La firma tenía también costumbres mucho más perversas. Por ejemplo, enviaba mujeres brasileñas para el agasajo de políticos de Panamá y República Dominicana, y tomaba fotografías de los festejos. Paralelamente, establecía relaciones con las mujeres de los políticos, y actuaba con las fotografías en la bolsa para conseguir los contratos.
Para todos los interesados, la entrevista contiene también un mapa interactivo. Muy útil. El usuario hace click en el mapa de determinado país, y aparece la cifra de los sobornos. Brasil se lleva la nota, con 349 millones de dólares.