Con la legalización de la mariguana en varios estados de Estados Unidos, ha surgido un negocio que se ha convertido en una panacea para una gran cantidad de nuevos empresarios. Si bien el estado de Colorado fue la primera entidad que legalizó la mariguana -en 2012-, sus ganancias le producen 1,500 millones de dólares cada año, pero esa cifra ha sido rebasada por sus competidores. En California, la entidad que se ha convertido en la punta de lanza del comercio legal de la mariguana, las ventas ya superan los 3 mil millones de dólares. En las calles y avenidas de Los Ángeles, San Francisco y San Diego, han brotado como hongos almacenes llamados dispensarios, donde la mariguana se vende en cigarrillos, refrescos, dulces en la presentación de gomitas y pasteles.
Y existen otras modalidades de venta y consumo. El mercado negro de mariguana en California no solo no ha desaparecido, sino que aporta poco más de la mitad de las ventas del producto. Y la producción de la plantas para los mercados locales y vecinos va en ascenso.
Lo que se ha reducido, con costos muy notorios para México, es la exportación del producto desde las entidades del sur del Rio Bravo. Las estadísticas lo dicen. La incautación de marihuana en las ciudades fronterizas de Estados Unidos ha registrado un descenso constante en los últimos años, cayendo de mil 102 toneladas en 2013 a 872 toneladas en 2014, y hasta las 697 toneladas en 2015, según cifras de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
La legalización ha producido el florecimiento de un puñado de empresarios muy prósperos en Estados Unidos, y la contracción de las ventas del narcotráfico en México. Y eso ha generado un fenómeno nefasto para nuestro país: ahora los cárteles saben que el principal mercado es el narcomenudeo en los pueblos y ciudades de México, y se disputan las plazas a balazos.
Todo un desafío para la naciente Guardia Nacional.