En México hay entidades federativas que se pelean los últimos lugares en materia de desarrollo. Son los estados que padecen más pobreza, que presentan los niveles más bajos de vivienda, salud, educación y empleo, que tienen altas tasas de deforestación y contaminación de ríos, aguas y atmósfera y que, en contraste, tienen lugares de una belleza extraordinaria que sirven como focos irresistibles de atracción turística y paraísos para la inversión.
Uno de esos estados en Guerrero, donde la educación es tan pobre que la tasa de analfabetismo es de 21% en promedio en el estado, llegando en algunos municipios (Metlatonoc y Tlacoachistlahuaca) a ser superior al 70%. El narcotráfico ha puesto a Guerrero como un surtidor de mariguana, amapola y heroína solo comparable a Afganistán, y la política es dominada en la actualidad por una sola familia, la del exsenador Félix Salgado Macedonio. Como en los antiguos reinos. Sin embargo, el estado cuenta con un ramillete de lugares de ensueño. Varias de las playas y lagunas más hermosas de México se encuentran en el estado, como Acapulco, Zihuatanejo, Ixtapa y la Laguna de Coyuca.
Si México es un país de contrastes, Guerrero es una muestra evidente de ello.