Como Ucrania es uno de los países que consumen una gran cantidad de energía, y como Rusia es uno de los principales surtidores de gas, muchos analistas pensaron que el gas podría convertirse en un misil más de la guerra en Ucrania: sin el gas ruso, el país perdería la guerra.

Sin embargo, esto no ha sucedido, o por lo menos no ha sucedido mecánicamente hasta ahora. Las estadísticas dicen que el gas representa la tercera parte del consumo de energía en los países europeos, seguido por el carbón (otro 30%) y la energía nuclear (el 21%), pero las fuentes de suministro no se pueden rastrear tan fácilmente. En 2013, Kiev compraba el 92% del gas que consumía a la empresa rusa Gazprom, pero debido a la guerra de Crimea y las presiones internacionales, estas compras se redujeron a cero en 2014, y solo se reanudaron hasta 2016.

Ahora Ucrania compra el gas de manera diversificada, a países que lo venden a precios internacionales: Polonia, Eslovaquia y Hungría. Los flujos de compra de gas, geográficamente, se han invertido: hasta hace poco iban de este a oeste, y ahora van de oeste a este.

En la fotografía: Vista de la infraestructura sin uso del gasoducto Nord Stream 2, que conecta Rusia con Alemania. (Tomada de El País)