El Papa Francisco visitará a Donald Trump en la Casa Blanca el próximo 24 de mayo. ¿De qué hablarán dos personajes tan opuestos? El Papa ha dicho que todo aquel que construya muros contra los migrantes no es un cristiano. Trump respondió ante esa declaración que era una desgracia que el Papa haya puesto en tela de duda su fe. El Papa ha tenido un mandato lleno de apertura hacia lo otro, inclusive hacia las demás religiones. Se ha reunido con jerarcas de distintas iglesias incluyendo musulmanes, ortodoxos, judíos, anglicanos, budistas e hinduistas, y ha mantenido que la convivencia pacífica es un valor que debe hermanar a todas las religiones y países. De igual forma, se ha reunido constantemente con refugiados de naciones en guerra o con conflictos armados -especialmente Siria, Afganistán, Mali, Nigeria y Pakistán-, y ha declarado que la humanidad tiene que abrir los brazos y corazones a todo aquel que sufra por la violencia y el acoso en sus respectivos países.
Donald Trump, por su parte, ha hecho de la construcción del muro en la frontera con México una de sus principales banderas. Y desde los primeros días de su administración ha luchado por cerrar las puertas de Estados Unidos a los ciudadanos de siete países musulmanes: Siria, Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Su discurso de campaña, y ya como presidente, es un discurso de segregación contra los otros y amenazas contra sus enemigos, y sus acciones han demostrado que está dispuesto a atacar indiscriminadamente en diferentes lugares del planeta. Eso sucedió con el lanzamiento de misiles a la base de Shayrat en Siria, y con el lanzamiento de la bomba más destructiva después de la bomba atómica en las cavernas de Tora Bora en la provincia de Nangarhar, en Afganistán. Por otra parte, ha provocado constantemente al gobierno de Corea del Norte con el transporte de sus barcos de guerra hacia el Mar de Japón y sus declaraciones incendiarias.
El Papa Francisco ha declarado que no va a Washington en labores de proselitismo. Que va a escuchar. Que en los encuentros siempre busca encontrar un piso común, una puerta que se abra ligeramente.
Donald Trump no ha declarado nada sobre el encuentro. Tal vez piensa que cumplirá un mero formalismo, del cual no espera nada.
Y tal vez, efectivamente, no suceda nada. Es probable que, al igual que en el encuentro que Trump sostuvo con Angela Merkel -la Canciller de Alemania-, lo único que suceda es que se pongan en evidencia las diferencias. Trump ni siquiera le dio la mano, a solicitud de la prensa. Merkel simplemente se rio de su tozudez.
Pero también es posible que el Papa, alarmado por la situación bélica provocada por Trump, haya decidido intervenir de manera decidida. Y es un negociador que puede hacer algo. Recordemos que fue el artífice del deshielo de Estados Unidos hacia Cuba, en la pasada administración de la Casa Blanca.
Esperemos que sus buenos oficios ayuden a detener otra guerra.