La nueva serie televisiva de Steven Soderbergh en HBO, cuyo primer capítulo fue lanzado en estos días, aspira a convertirse en un nuevo Breaking Bad. Con un tema sumamente atractivo -las dificultades de los doctores en un hospital de Nueva York a principios del siglo pasado-, la serie the Knick promete quitarle el aliento al público y mantenerlo siempre a la expectativa del siguiente capítulo.
La trama, como todas las de Soderbergh, es una malla compleja de muchas historias. En el centro del drama se encuentra el Doctor John Thackery -interpretando con garra por Clive Owen-, un médico carismático con adicción a las drogas, que vive inventando instrumentos que le ayuden a salvar la vida de sus pacientes. A su alrededor giran los intereses del Consejo de Administracion del Hospital, que le imponen contra su voluntad a un médico negro con experiencia en Europa; los sobornos que reciben los inspectores de salud y los choferes de la ambulancia; la candidez de las enfermeras y los jóvenes médicos; la imposibilidad de salvar vidas con la precaria tecnología médica del siglo XIX, y su propia lucha contra sus adicciones.
The Knick -como se conocía al Hospital Knickerbocker de Nueva York en la vida real-, cuenta con una ambientación soberbia de la ciudad, sus suburbios, tugurios y residencias, y con ese telón de fondo retrata los problemas sociales de Nueva York, la emigración creciente y empobrecida, el racismo, la desigualdad y el abandono.
Pero hay que tener riñones para verla. Desde la primer escena, aparece al detalle una especie de cesárea en el anfiteatro del hospital, con close ups a la herida y un reguero de sangre colosal. Todo un drama médico, que incluye salpicaduras.