Las fosas clandestinas en México son un indicador incontrovertible de la violencia que vive el país, la ausencia de un Estado de Derecho, la complicidad de las fuerzas del orden con el crimen organizado, el pisoteo de la justicia y el rompimiento de tejido social que debería protegernos a todos.
Existen recientemente por lo menos dos recuentos de fosas clandestinas en la República. El primero fue una investigación periodística de Animal Político que arrojó un total de 1,588 fosas ubicadas en 23 estados en el país. En el estudio, basado en fuentes oficiales, se dice que entre el 1o de diciembre de 2006 y finales de junio del 2017 se encontraron en ellas 2,674 cuerpos y 11,429 restos o fragmentos óseos de los cuales no se tiene información.
El segundo es un recuento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que señala que desde 2007 en México se han encontrado 1,306 fosas clandestinas, de las cuales se han exhumado cerca de 3,760 cuerpos o restos de personas.
Y la mata de la muerte sigue dando sus frutos envenenados. No se detiene ante nada. La CNDH detalló que desde enero de 2017 hasta el 31 de agosto pasado, se han localizado al menos 163 fosas más, de las cuales se exhumaron cuando menos 530 cuerpos; apenas 54 fueron identificados, y el total arroja una cifra de 165, 431 restos. Los estados líderes en cantidades de fosas encontradas recientemente son Veracruz con 37, seguido de Chihuahua, y Sinaloa con 22 cada uno; Zacatecas presenta 17, y Jalisco 14.
Existe en México oficialmente 37,000 desaparecidos, cuyos familiares los están buscando.
¿Por que no se resuelve ese doloroso tema con la actuación de los peritos y las investigaciones del ADN de los restos? Porque a muchas autoridades la verdad no les conviene. Estas fosas son espacios en los que se arroja a la víctima de una ejecución sumaria. El propósito es ocultar el crimen, y acabar física y simbólicamente con la víctima. En México se utilizan los términos fosa clandestina y, de manera no tan precisa, “narcofosa” para referirse a este fenómeno. Mientras que la fosa clandestina hace evidente la ocultación del crimen y protege al perpetrador, el término “narcofosa” sugiere que se trata de un fenómeno exclusivo del crimen organizado. Nadie, ni los cárteles del narcotráfico ni las autoridades involucradas, quieren esclarecer la identidad de las víctimas.