En México la honestidad está reñida con la policía. O por lo menos esa es la impresión más generalizada de la gente. Para la mayoría de los ciudadanos, los policías solo se acercan a los mortales si buscan llevarse un billete. Los policías de tránsito, por ejemplo. Son los que llegan hasta la ventanilla de auto para leer el reglamento de tránsito, justificar la araña que inmoviliza la llanta, amenazar con llevar el vehículo al depósito de la Delegación. Si no es así, ni se acercan. Y hay por supuesto otros uniformados peores: los que están coludidos con el crimen organizado, los que están en las nóminas del narcotráfico, los que aparecen en las noticias como cómplices de robos y asesinatos.
Por eso encontrar a un policía honesto es noticia. Agujas de pureza en pajares hediondos. O simples funcionarios que cumplen con su deber. Ese es el caso de Mónica Patiño Báez, una oficial de tránsito de Ciudad Nezahualcóyotl, que se encontró una cartera y unas tarjetas y credenciales en el pavimento, cerca del cruce de calles donde ejerce sus labores de policía. Mónica levantó la credencial del Instituto Nacional Electoral y gracias a ella pudo ver el nombre y el domicilio del dueño de la cartera. Notó que en su interior había varios billetes, pero no los contó. Metió en los espacios vacíos las tarjetas de crédito y entregó la cartera en la Dirección de Seguridad Pública.
Mientras tanto Jovani López, el dueño de la cartera, apenas se había dado cuenta de que la había perdido. Había ido al cajero más cercano a su casa, y no se percató de que se le había caído. Salió a buscarla por las calles con parte de su familia, hasta que unos agentes de la Dirección de Seguridad lo encontraron y le preguntaron lo que estaban buscando. Ellos le informaron que una policía había encontrado su cartera para que fuera a recogerla. Con la zozobra en la garganta, Jovani fue a la oficina, reconoció su cartera, y su sorpresa mayúscula fue encontrarla con el dinero intacto. Había 9 mil pesos en su interior.
Mónica Patiño fue reconocida por el jefe de la policía municipal y por el alcalde.
Ella es una policía ejemplar. Es madre soltera, tiene 3 hijas, las mantiene con su pobre sueldo. Fuera de sus labores, cursa una licenciatura en Derecho en el Colegio de Estudios de Posgrado de la Ciudad de México. Dentro de sus labores, jamás ha tomado dinero ajeno. Lleva 17 años de policía. En una ocasión, colaboró en la aprehensión de un hombre que secuestraba mujeres.
Aunque ella no lo sabe, Mónica es la punta del iceberg de un porvenir luminoso para México.