En los últimos años, la construcción de las ciudades privilegió a los ejes viales como rutas de acceso para que los automóviles pudiesen ser los dueños de las urbes. Porque en efecto, para todos los propietarios de automóviles tenían que tener toda la libertad de movimiento para salir de sus casas, llevar a sus hijos a las escuelas, llegar a sus oficinas, salir al atardecer del trabajo y volver a sus hogares para disfrutar la cena y la televisión.

Pero hoy en día ese ciclo se ha cerrado. Los automóviles también caducan, presentan fallas propias de la vejez, se vuelven inoperantes y tienen que pasar a mejor vida. El llamado programa de chatarrización mandó a los corralones a más de 4 mil vehículos el año pasado, y en los meses del presente ha retirado alrededor de 800 vehículos de la vía pública en varias alcaldías de la ciudad.

Además, los llamados Micros de la Ruta de Transporte Público Concesionado 14, que fueron sustituidos por el Trolebús Elevado en Ermita Iztapalapa, iniciaron su chatarrización esta semana. Son un total de 224 unidades destinadas a la desaparición, aunque aún se analiza si hay alguna en buenas condiciones para ser donada a alguna fundación o un municipio.

«Le decimos adiós al microbús y bienvenido el Trolebús Elevado» dijo la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, durante el arranque de chatarrización de unidades viejas.

Los microbuses cumplieron su misión. Tendrán un digno sepelio.