En la víspera de las elecciones, los miembros del Partido Republicano se frotaban las manos porque esperaban una ola que arrasara a los demócratas con su fuerza. Pensaban que se apoderarían de las dos Cámaras del Congreso y que desde ahí podrían torpedear todas las iniciativas del presidente Biden hasta su derrota en las elecciones presidenciales. Pero eso no sucedió.
Hasta ahora, los resultados parecen no llegar con la marejada roja con la que soñaban los republicanos. Tal vez los republicanos recuperen la Cámara de Representantes, pero difícilmente de forma dominante, mientras que el Senado seguía demasiado ajustado la mañana del miércoles.
Hubo varios factores que incidieron en los resultados parejos, pero tal vez el más importante fue el del derecho al aborto. Algunos gobernadores demócratas -como Gretchen Whitmer de Michigan- se posicionaron como baluartes del derecho al aborto. Por otro lado, Trump metió las manos en las elecciones con torpeza. Desde su refugio en Mar-a-Lago, Florida, exigió a los candidatos que respaldaran sus mentiras sobre las elecciones de 2020, que sigue sosteniendo que fueron robadas.
Al final del día, Biden (en la fotografía) habló a la nación con su optimismo y la mesura de siempre. «Sin importar lo que muestren los conteos finales de esta elección, y aún están en curso, estoy preparado para trabajar con mis colegas republicanos. El pueblo estadounidense dejó claro, pienso, que los republicanos están listos también para trabajar conmigo».
Todo parece indicar que la nación más poderosa del mundo seguirá su curso tranquilamente.