Al final del año, al anunciar el retiro de sus 2 mil tropas estacionadas en Siria, Donald Trump aparece por primera vez como un pacifista. Y para rematar, sostuvo también que en Afganistán habría igualmente un retiro de la mitad de los 14 mil soldados norteamericanos estacionados en el área desde Kabul hasta el final de la frontera con Pakistán.
Para el caudal de críticos de Donald Trump por sus devaneos individuales y su inclinación a decir ocurrencias en cualquier campo, esta propuesta es parte de las irregularidades que salen de la Casa Blanca diariamente, y que atentan contra la estabilidad política del sistema en su conjunto. Para llevar a cabo este movimiento pacifista tan importante, Trump no consultó a sus asesores. Lo hizo inmediatamente después de haber aceptado la renuncia del secretario de la Defensa James Mattis, como si fuera una represalia brutal por sus consejos. Mattis sostuvo recientemente que una retirada así solo provocaría un reacomodo de fuerzas perjudicial para los intereses de Estados Unidos en la región, y que puede sobrevenir un derrumbe como el que ocurrió en Vietnam cuando las tropas norteamericanas abandonaron Saigón.
Además, por si fuera poca cosa, Trump no les consultó ni les avisó previamente a sus aliados lo que se proponía hacer. Tanto Francia como en Alemania, España, Australia y el Reino Unido levantaron las cejas. El que apoyó de manera inmediata la medida fue Vladimir Putin, padrino de Bashar al Asad, el tirano que sigue gobernando Siria.
En éste último país, los saldos de la guerra son atroces. Se calculan más de 465 mil muertos, y 12 millones de habitantes que han huido de sus casas. Más de 5,6 millones de sirios refugiados se encuentran viviendo en países vecinos como Jordania, Turquía y el Líbano, la mayoría en condiciones de extrema pobreza. En Afganistán los cálculos conservadores hablan de 160 muertes durante la guerra.
¿Qué busca Donald Trump? Tal vez se trata de un repliegue hacia sus fronteras. Concentrarse en su propio país. Como los antiguos reinos cuando se sentían amenazados por las hordas bárbaras.
También buscaban protegerse con murallas.