En Estados Unidos los desalojos son muy comunes. Si no hay pago de renta, los inquilinos terminan en la calle. Y pronto. No hay negociaciones con los caseros. Por eso no es extraño ver en las calles de las ciudades montones de muebles, sillas, camas, roperos, televisiones, sofás, ropas y juguetes de las personas desalojadas.

Pero si los desalojos tienen muchos factores en común,, sin duda existen diferencias abismales entre los desalojados. En este tema, también, existen enormes diferencias sociales.

Hay un desalojo que está muy lejos de tomarse como tal, y sin embargo de eso se trata. La familia de Ivanka Trump y Jared Kushner -en la fotografía-, considerada por algunos medios como la parte más importante de la «familia real», tiene que dejar forzosamente la Casa Blanca cuando llegue el nuevo inquilino. Y aquí es donde se presentan los problemas, por llamarlos de alguna manera. Detrás de Yvanka y Jared hay un ejercito de ingenieros, arquitectos, diseñadores y contratistas que ya han empezado a remodelar sus propiedades, previendo el arribo de la pareja. En su llamada «casa de campo» de Nueva Jersey, ya se añadió un sótano y una sala de estar con chimenea. La pareja tiene que sentirse a gusto, no como cualquier otra familia desalojada. Y en la escuela de su elección, los niños no deben sentirse excluidos, como parte de una familia de apestados.

Tal vez, el desalojo de Washington sea lo mejor para la seguridad síquica de la familia. Era un lugar donde no los querían. En esa entidad, solo el 4% de la población votó por Trump.