El petróleo tiene los años contados. Eso está claro cuando se observan las curvas de calentamiento de la Tierra de las últimas décadas, y tomando en cuenta que la combustión del petróleo es uno de los principales gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. Y eso la sabe Li Bin, un empresario chino que trabajó en la Ford Motor Company en su país y después de eso lanzó un proyecto de automóviles eléctricos respaldado por el gobierno de Beiying, que ha sido la competencia de la firma Tesla de Elon Musk. Su empresa se llama NIO, y al ingresar a la bolsa de valores de Nueva York alcanzó un valor de 6 mil millones de dólares.
Li Bin podría muy bien estar de plácemes. Sus ventas están al alza, y su principal competidor está teniendo problemas. Tesla se vio obligado a incrementar sus precios en un 20% después de que el gobierno chino aumentó los aranceles de los vehículos norteamericanos como represalia a los impuestos de Donald Trump, que inició la guerra comercial gravando por 34 mil millones de dólares a las importaciones de productos chinos. Además, hay otros ingredientes en ese caldo de cultivo. No todos son comerciales, pero afectan al comercio. En ese sentido, el excéntrico Elon Musk perdió la brújula cuando declaró, a propósito del rescate de niños en una caverna de Tailandia el pasado mes de julio, que uno de los rescatistas era un pedófilo buscando niños. Sus ventas se fueron también al agua.
Y la guerra sigue su curso. Trump acaba de declarar que impondrá nuevos aranceles por más de 200 mil millones de dólares a los productos chinos. Eso implica un nuevo impulso a los vehículos de NIO, que ya están vendiendo autos eléctricos por $65,000 dólares americanos en su país, lo cual equivale a la mitad del valor de los autos eléctricos de Tesla.
China representa ya el mercado más grande de automóviles, puesto que el año pasado ahí se vendieron 28 millones de vehículos, la mayoría movidos con gasolina. Pero los eléctricos van al alza. Tesla tuvo ganancias de 2 mil millones de dólares en el país, lo cual representa la quinta parte de sus ingresos totales. Y está construyendo una fábrica en Shanghai para producir un promedio de 500 mil autos al año. El gobierno chino, que originalmente imponía un 50% de asociación con las empresas extranjeras, ha levantado esa regla para los autos eléctricos el presente año. Todo parece beneficiar a la empresa de Elon Musk.
Sin embargo, la firma NIO no se arredra. Aunque es una empresa embrionaria, que apenas ha vendido 2 mil autos hasta la fecha, ya extendió sus tentáculos hasta Munich en Alemania y San José en California. Ya cuenta con 6 mil trabajadores de 40 diferentes países, incluyendo a Europa, Estados Unidos y Taiwan. Hoy en día, por las carambolas de la economía, es beneficiaria del proteccionismo de Trump, pero es una empresa global. «El mundo es un solo mercado», dice Li Bin, y sonríe cuando le preguntan sobre incidir en el combate al cambio climático.
(Con información de Time magazine)