Ayer apareció en el sitio web del Kremlin un decreto mediante el cual el presidente de Rusia, Vladimir Putin, eleva el número de soldados de su ejército en un 13% para finales de este año. Eso significa añadir 137 mil efectivos a las tropas existentes, que son alrededor de un millón 150 mil efectivos. Y eso significa, a los ojos del mundo, que Rusia se prepara para una guerra de larga duración en Ucrania.
Se trata del choque de dos visiones contrapuestas: para los rusos, la invasión en Ucrania busca detener la expansión de las fuerzas de la OTAN hacia el oriente; para las fuerzas de Ucrania, se trata de combatir la invasión de un país enemigo en su territorio natal.
Como en todas las guerras, no solo mueren soldados. De acuerdo a las Naciones Unidas, van más de 5.500 civiles muertos, y entre ellos más de 360 son niños.