China es una nación que ha sido criticada por tomar medidas extremas. Su largo historial como nación comunista la ha caracterizado como un país que realizó una guerra cruenta y dolorosa contra el capitalismo y sus remanentes, en la primera mitad del siglo XX. Muchos excesos se cometieron. Sobre todo en el campo de las artes, donde la revolución cultural representó el fin y la persecución de obras y talentos que se identificaron con la influencia y el espíritu de la cultura occidental, ya sea el de Wagner, Picasso, Bethoveen o Miguel Angel.
Ahora, en la era del coronavirus, China ha seguido en otro campo la senda de tomar medidas extremas para combatir la pandemia. Y ese camino le ha funcionado. Todas las clases del sistema educativo son a distancia; todos los vecindarios fueron acordonados con vallas; los alimentos se solicitan con aplicaciones a distancia; los vecinos se encargan de la entrada y salida de todas las personas a su barrio: los lugares públicos se cerraron y el transporte público -como el metro, los autobuses y tranvía- dejó de funcionar..
Con esas medidas, por drásticas que sean, China acaba de anunciar que ya no tiene más contagios del virus. Muchos no lo creen, pero sino duda se trata de un paso adelante.