Los cambios ocurridos en la agricultura de Estados Unidos están requiriendo menos trabajadores ilegales en los cultivos. Ahora los granjeros prefieren contratar mano de obra legalmente, aunque paguen un poco más.
“Antes había mucha gente”, declaró Vanessa Quinlan, directora de recursos humanos de la empresa Sabor Farms. En estos días, no tanto: alrededor del 90 por ciento de los trabajadores que laboran en la cosecha de la empresa provienen de México con visas temporales, dijo Jess Quinlan, presidente de la finca. “Teníamos que asegurarnos de tener trabajadores disponibles cuando la cosecha estuviera lista”, dijo.
Hay una serie de razones que explican esa tendencia. Por una parte, el envejecimiento de la población de México, que disminuyó el número de migrantes hacia el norte; por otro lado, en Estados Unidos se redujo drásticamente la demanda de trabajo. El control fronterizo más estricto por parte de Estados Unidos, especialmente durante el gobierno de Donald Trump, ha reducido aún más el flujo
Como consecuencia, la población total de inmigrantes no autorizados en Estados Unidos alcanzó su punto máximo en 2007 y ha disminuido relativamente desde entonces. California lo experimentó primero. De 2010 a 2018, la población de inmigrantes no autorizados en ese estado se redujo alrededor de un 10 por ciento, ubicándose en 2.6 millones de trabajadores. Y el flujo decreciente redujo drásticamente la oferta de trabajadores jóvenes para labrar los campos y cosechar cultivos a bajo precio.
Las autoridades estatales informaron que, de 2010 a 2020, el número promedio de trabajadores en las granjas de California se redujo de 170.000 a 150.000. El número de trabajadores inmigrantes indocumentados disminuyó aún más rápido. El Departamento de Trabajo reportó que en 2017 y 2018 los inmigrantes no autorizados solo representaron el 36 por ciento de los trabajadores agrícolas contratados por las granjas de California, contra el 66 por ciento que representaron en las encuestas levantadas 10 años atrás.
La fuerza laboral inmigrante también ha envejecido. En 2017 y 2018, el trabajador agrícola promedio contratado localmente en una granja de California tenía 43 años, ocho años mayor que los trabajadores que se reportaron entre 2007 y 2009. La proporción de trabajadores menores de 25 años se redujo al siete por ciento.
Hay unos 35.000 trabajadores legalizados con visas temporales en todo California, 14 veces más que en 2007. Durante la cosecha, llenan los moteles baratos que abundan en los pueblos agrícolas de California.
Desesperados por encontrar una alternativa, los granjeros recurrieron a una herramienta que habían rechazado durante años: la visa H-2A, que les permite importar trabajadores durante algunos meses del año.
La visa se creó durante la reforma migratoria de 1986, como una concesión a los agricultores que se quejaban de que la legalización de millones de inmigrantes no autorizados los privaría de su fuerza laboral, porque los trabajadores recién legalizados buscarían mejores trabajos fuera de la agricultura.
Esas visas son un primer paso para una solución global al problema de la migración. Pero corresponde a los gobiernos de México y Estados Unidos dar las soluciones definitivas.