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Nada para México

El martes de midterm elections pasó y el resultado fue mixto.

Mientras muchos celebraban el triunfo de demócratas en bastiones republicanos como Florida, Trump y su camarilla iniciaron el combate contra la nueva mayoría demócrata de la cámara de Representantes.

Estos resultados divididos no dejan ninguna duda del tipo de elección que nos espera en 2020: dividida, con dos discursos políticos radicalmente opuestos y con un presidente que usará cualquier recurso que le ayude a conservar su puesto, sin duda usando las herramientas que más le gustan: mentiras, ataques e intimidación y uso de los peores prejuicios y anti valores.

Personalmente este escenario me deja muchas dudas sobre el futuro, con la excepción del papel que nuestro país ocupará en el discurso de la carrera presidencial.

Y es que uno de los hechos innegables de las recientes campañas de medio término en Estados Unidos, es que el uso del miedo y de los dichos racistas fueron una de las principales armas de confrontación.

Y le funcionó bastante bien. Así como Trump no tiene miedo de ser ejemplo de verborrea racista y discriminadora, tampoco le tiembla la mano al momento de llevar a cabo acciones completamente fuera de toda razón para apuntalar sus dichos.

La militarización de la frontera como medida para rechazar una caravana de inmigrantes nos indica la pauta de su forma de actuar. Recordemos que esta caravana de personas que solicitan asilo y que está compuesta en gran medida por familias fue usada como pretexto para enviar tropas a la frontera, debido a que el presidente del copete rubio vio la oportunidad para fortalecer su discurso aislacionista y xenófobo con acciones concretas en los días previos la martes de elecciones intermedias.

De igual forma, su famoso comercial racista, también centrado en los inmigrantes que caminan hacia la frontera sur de su país, deja claro que para él los latinos solo somos criminales, asesinos y pandilleros, nada más.

Otra “idea» que el mandatario estadounidense lanzó, muy cerca de estas elecciones, fue la de negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes ilegales nacidos en suelo norteamericano. Esto sin que haya podido explicar una buena razón para proceder contra los recién nacidos y sus derechos humanos.

Por todo esto es razonable pensar que, si este fue el tono de su campaña de apoyo a los candidatos del GOP, el discurso que usará para ser reelegido empleará peores términos y actitudes, usando como blanco cualquier grupo de personas que le sirvan como galvanizadores del voto duro del miedo y la discriminación.

Eso no es una buena noticia para México. Trump torcerá cualquier tema de forma tal que parezca que su discurso es correcto, con el único objetivo de lograr quedarse 4 años más dirigiendo su país y nosotros somos una mina de oro para él.

Un ejemplo de eso lo constituirá el fin de la mini luna de miel entre ambos gobiernos a raíz de la firma del nuevo TLCAN (no queda otra denominación correcta para mi), en cuanto los tiempos políticos de USA lo hagan conveniente para el trumpetero presidente.

El nuevo tratado sirvió a su propósito en ambos lados de la frontera: dar un final decente a uno de los sexenios mas criticables de la historia reciente en México y dar argumentos electorales al presidente de Estados Unidos para usarlo en las elecciones de medio término.

Sin embargo, de acuerdo con su estilo, Trump dirá que, a pesar del tratado y sus palabras a favor de México en aquél momento, los mexicanos no dejan de ser un wild bunch de bad hombres o algo por el estilo. También es muy posible que repita la idea que si logramos cruzar la frontera nos dedicaremos a matar policías, asesinar ciudadanos blancos y violar a sus mujeres, pero de una forma aun peor que como lo hizo en los últimos días.

Sin duda, como nunca antes, la carrera presidencial 2020 de Estados Unidos nos afectará, y el resultado dividido del 6 de noviembre ha dejado claro que nada se ha decidido aún.

La ola azul no ocurrió y eso deja una gran incertidumbre acerca del futuro de las relaciones entre México y nuestro vecino norteño, sin ninguna garantía política real para nosotros.

Es como si una gran pirinola hubiera caído en la línea fronteriza, indicando “todos pierden”.

 

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