Orson Welles fue un monstruo. Un genio que revolucionó las pistas del cine, el teatro y la radio. Un locutor que alarmó a Nueva York con su narración de La Guerra de los Mundos, haciendo creer a los radioescuchas que los extraterrestres habían invadido las inmediaciones de la ciudad . Un provocador de su época que montó en el escenario ni más ni menos que Macbeth de Shakespeare con puros actores negros. Un advenedizo a las pantallas cinematográficas que creó, con El ciudadano Kane, la película más grande de todos los tiempos.
Al morir en 1985, Orson Welles dejó una película inconclusa. Se titula «La otra parte del viento», y desde ese entonces su destino ha sido tan azaroso como la vida de su propio autor. Todo el mundo de la cinematografía quiso meter mano en ese arcón dejado a la deriva. Los derechos de autor fueron jaloneados por productores, directores y empresas de cine. Hasta que el productor de la cinta -Frank Marshall- y uno de los actores -Peter Bogdanovich- aseguraron los derechos y enlataron la obra en un archivo secreto en un almacén situado en las afueras de París. El tesoro consta de 1,083 cintas de celuloide, y estuvo en espera de su salida a la luz por falta de recursos.
Con la ilusión de recaudar fondos entre los seguidores de Welles, los dueños de los derechos pusieron en subasta pública los gastos de posproducción -música, edición, efectos-, buscando obtener 2 millones de dólares. No consiguieron más de 400 mil. A retazos, se hicieron convenios de recaudación, contratos minúsculos, promesas a largo plazo.
Hasta que llegó Netflix. Ahora el proceso consiste en un farragoso desmontaje de los convenios anteriores, pero las decenas de cintas ya se encuentran en Los Ángeles.
La película trata de la última fiesta organizada por un director de cine rebelde, llamado Jake Hannaford. Anticipándose a Snapchat, Welles hizo que los invitados a la fiesta grabaran con sus propias cámaras fragmentos en vivo del evento. Cada quien tiene su versión y la guarda con celo.
Pronto la fiesta será vista por los 90 millones de suscriptores de Netflix.
Jake Hannaford brindará con sus invitados de nuevo.
Y Orson Welles se burlará de todos desde su tumba.