En la India, un país donde la mujer ha sido sometida ancestralmente, el gobierno declaró que no existe la violación dentro del matrimonio. El Ministerio de la Mujer y la Protección a los Niños determinó lo anterior después de que un sector del Parlamento trató de enmendar la ley para castigar la violación inclusive en el interior del matrimonio.
Según Maneka Gandhi, titular de la dependencia, la violación en el matrimonio es un concepto extranjero que no puede aplicarse en las condiciones tradicionales del país. Habló de la pobreza, la religión y la sacralización del matrimonio como elementos que condicionan la sociedad de la India, y señaló por escrito que el gobierno dictamina que la ley debe quedar como está.
En India el 80% de los matrimonios son concertados o acordados por los padres de los contrayentes. La mujer es percibida como un bien económico y queda sometida a las decisiones de sus padres, tanto para pactar la edad del matrimonio como para elegir el marido. Después de casarse, la esposa pasa a ser dependiente no solo del marido sino también de la suegra y el resto de la familia de su esposo.
Una mujer en la India es valorada y respetada mientras esté al lado de su marido. Las viudas forman un grupo social marginado y pobre, excluido de manera física, emocional, cultural y religiosa. Históricamente, se ha llegado a extremos como la práctica del sati o quema de viudas, un acto público en el que la viuda se arrojaba viva a una hoguera en la pira funeraria del difunto marido. Aunque actualmente la práctica del sati está abolida en el país, una mujer que vive fuera del matrimonio prácticamente no tiene derechos.