En un delgado rayo de esperanza a mitad de la pandemia, los laboratorios Moderna y Pfizer anunciaron que sus vacunas tienen un 95% de efectividad para proteger a la población del coronavirus. Todo el mundo alzó las cejas. Unos con esperanza y alegría, otros con incredulidad y escepticismo. Para la mayoría de las familias de todo el mundo, se abrió una puerta para que las celebraciones de fin de año pudiesen ser el principio de una normalidad al alcance de la mano. Ya no más un asunto de Estado, de monitoreo de las noticias y de encierros obligatorios
Las propias autoridades sanitarias de diferentes países han dicho que a pesar de que la vacuna se utilice en poblaciones masivas, es necesario salir a la calle utilizando cubrebocas y guardando una sana distancia de dos metros entre las personas. El virus sigue vivo, y sigue viva la posibilidad de que algunas personas se infecten y presenten síntomas muy leves. De ninguna manera hay que bajar la guardia.