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Queremos quedarnos

Después de años en los que el referéndum llamado Brexit llevó a la expulsión del Reino Unido de la Unión Europea, el Parlamento de dicho país no ha llegado a ningún acuerdo para salirse, y las fuerzas que desean quedarse se han reagrupado para inclinar la balanza a su favor.

Más de 4 millones de ciudadanos han firmado una petición en Internet exigiendo que el gobierno cancele el Brexit. El sitio se ha saturado y ha reventado varias veces, y hace una semana se llenó nuevamente con firmas de celebridades como la cantante Annie Lennox, el actor Huge Grant, el comentarista científico Brian Cox y el comediante David Mitchell. Otros nombres famosos, como el actor Sean Connery, han solicitado salidas más radicales. Como el legendario Agente 007 es escocés, ha pedido la salida de Escocia del Reino Unido, con el fin de reintegrarlo a la Unión Europea.

El 23 de junio de 2016, el Brexit se levantó victorioso cuando el 51.2% de los ingleses que participaron en la consulta decidieron abandonar la Unión Europea. Y a partir de ese momento surgieron problemas inesperados. La economía sufrió su peor estancamiento en décadas. El poder adquisitivo de los salarios se desmoronó. Las exportaciones inglesas a tierra firme se contrajeron drásticamente, y muchos sectores importantes de las importaciones -las flores de Holanda, por ejemplo- se vinieron abajo.

Lo que sí floreció en términos sociales fue la xenofobia. Los grupos ultraderechistas sintieron que el Brexit les daba fueros para atacar sin reservas a los emigrantes, y la violencia contra ellos creció exponencialmente a partir del referéndum.

Es evidente que la situación ha cambiado. La reciente solicitud en Internet para acabar con el Brexit ha batido todos los récords en cuanto a la velocidad de crecimiento. En un solo día se recolectaron 2 mil firmas por minuto. Pero aún falta mucho para ver la luz a la salida del túnel. Si bien hacen falta 100 mil firmas de ese tipo para que una solicitud pueda ser discutida en el Parlamento, la nueva presión no hizo mella en el gobierno conservador. Con la flemática personalidad que ha caracterizado a los ingleses, la primer ministro Theresa May declaró que no habrá marcha atrás en el asunto.

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