Las redes sociales son solo un vehículo. Pero pueden ser utilizadas para fines abominables. Eso es lo que está sucediendo en el norte de Libia, donde una red de traficantes de personas publica en Facebook imágenes llamativas sobre diversos lugares de Europa para atraer a los miserables del país hacia los países europeos, y una vez que llegan a las costas del Mediterráneo son capturados como rehenes.
El periódico británico The Times publicó un reportaje en el que se demuestra que los traficantes se han apoderado de las cuentas de Facebook de los migrantes, y a través de ellas exigen rescates estratosféricos para detener su tortura y evitar su muerte. En Facebook los familiares pueden ver fotos y videos con las golpizas que les propinan, las mutilaciones y quemaduras, y alarmados se ponen a conseguir los recursos para su liberación.
La mayoría de los migrantes que terminan como rehenes son de Libia, donde la Primavera Árabe terminó en un conflicto sin visos de solución. A raíz de la guerra que culminó con la muerte de Muamar Kadafi, la nación se pulverizó en una constelación de poderes regionales apoyados por diversos países árabes del exterior. Y la llegada del Estado Islámico, que no podía faltar. Como resultado de los enfrentamientos el país sufrió un retroceso en todos los niveles. Además de los muertos de guerra, la población más pobre fue desplazada de sus lugares, la economía se colapsó, las escuelas más reconocidas cerraron sus puertas y el gobierno se dividió en dos bandos a la espera de un nuevo caudillo capaz de unificar al país.
Una gran mayoría de la población decidió abandonar sus casas. Y así llegó al territorio controlado por los traficantes. Pero no están solos. Los migrantes de Somalia -otro país lacerado por el hambre y la guerra- han llegado para hacerles compañía.
La Europol ha identificado 1,150 cuentas de Facebook en poder de los traficantes. Y está exigiendo a Facebook una política de prevención, detección y cierre de este tipo de cuentas.
Al parecer, todo quedará en un capítulo del terror para los archivos del futuro.
Pero hasta la fecha nada ni nadie impide que los traficantes sigan operando, ya sin redes sociales.