Ante el desempleo, la falta de oportunidades y la urgencia de llevar comida a sus familias, muchísimos trabajadores se han convertido en repartidores. Para ello, es necesario tener una bicicleta, buenas piernas para pedalear y un horario promedio mínimo de 5 horas diarias cada semana.
La organización Oxfam sostiene que el reparto de alimentos o productos se ha vuelto el principal medio de ingresos para muchos mexicanos. Según esta fuente, los repartidores trabajan en promedio 40 horas a la semana, repartidas en seis días. Los trabajadores aseguran que si no se mantienen en línea durante un promedio de seis a ocho horas diarias, no les entran pedidos.
En este esquema, hay un algoritmo que asigna las entregas de los trabajadores. Y en ocasiones, los trabajadores deben esperar muchísimo tiempo para que les llegue el trabajo. No hay ninguna certeza de que llegue. Además, si los repartidores son mujeres, muchas veces viven bajo el acoso de la población que las observa.
En México los jornaleros digitales -como se les ha llamado-, demandan su clasificación como personas trabajadoras, el reconocimiento de su relación laboral, una cierta flexibilidad para ejecutar sus servicios, y pagos justos y prestaciones. Parece mentira, pero ellos viven en los tiempos anteriores a la Ley Federal del Trabajo.
En México se calcula existen más de 240,000 repartidores, y que para el año 2025 se podrían añadir 85,000 trabajadores más.