Hay ciertos temas en la Cámara de Diputados en los que existen acuerdos, consensos, coincidencias en lo fundamental. Uno de esos temas es el del incremento salarial de los propios diputados. A mano alzada, en una nutrida reunión en San Lázaro, los diputados federales acordaron por una mayoría apabullante que tendrán una percepción salarial el año entrante de 1 millón 942 mil 911 pesos, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación. Ahí sí no les importó laborar hasta las primeras horas de la madrugada del viernes 10 de noviembre. Los números fueron aprobados por todos los partidos. Sólo por concepto de sueldos y salarios, los diputados percibirán 1 millón 264 mil 536 pesos, que aunados a 678 mil 375 pesos de prestaciones suman casi dos millones de pesos anuales para cada uno. Por otra parte -nada despreciable-, cada legislador percibirá 140 mil 504 pesos de aguinaldo, 33 mil 360 pesos de apoyo para despensa y 131 mil 588 pesos etiquetados bajo el rubro otras prestaciones que nadie preguntó a qué se refieren.
Hasta este año, los diputados ganaban 74 mil pesos de sueldo -llamado «dieta mensual»-, 45 mil pesos por «asistencia legislativa», y 28 mil pesos por «atención ciudadana». Eso representa, en total, más de 148 mil pesos libres de impuestos. Cerca de 5 mil pesos diarios. Es decir, más de 60 veces los 80 pesos que constituyen el salario mínimo.
Muchas voces quieren, también, que el salario mínimo se incremente a mano alzada hasta 95 pesos diarios. Pero eso, señores, sí que está difícil. Se dice que primero hay que incrementar la productividad para elevar los salarios proporcionalmente.
¿Alguien duda de la productividad de los diputados?