La BBC de Londres ha presentado un texto que puede ser muy útil para todo aquel que quiera llegar a ser un genio. Se trata de las costumbres extrañas de Albert Einstein, uno de los cerebros que han moldeado la ciencia y el pensamiento contemporáneo. Como es sabido, Einstein es el padre de la teoría de la relatividad general, las relaciones entre masa y energía, la velocidad de la luz, la fuerza escondida en el átomo y la estructura del universo. Casi nada.
Su pensamiento social gravitó siempre en contra de las relaciones capitalistas, y su religión fue el ateísmo y la crítica de las iglesias. En este sentido, sus juicios estaban lejos de la relatividad. «Con respecto a Dios, no puedo aceptar ningún concepto basado en la autoridad de la Iglesia. Desde que tengo uso de razón me ha molestado el adoctrinamiento de las masas. No creo en el miedo a la vida, en el miedo a la muerte, en la fe ciega. No puedo demostrar que no haya un dios personal, pero si hablara de él, mentiría. No creo en el dios de la teología, en el dios que premia el bien y castiga el mal. Mi dios creó las leyes que se encargan de eso. Su universo no está gobernado por quimeras, sino por leyes inmutables.»
Los científicos después de Einstein se han preguntado qué era lo que alimentaba su genialidad. Y ahora la BBC saca a la luz algunos hábitos interesantes de su vida.
- Dormir más de 10 horas al día. Este consejo, que parece carnada para los lirones, ha sido comprobado con varios experimentos sobre el sueño, en donde se ha demostrado que los estudiantes que duermen más tienen más habilidades para resolver problemas. Esto se debe, según las investigaciones de la BBC, a que el sueño encierra tres fases básicas: el sueño ligero, el sueño profundo y la fase con movimiento en los ojos, que es el que produce las imágenes de los sueños. Este último -al que no siempre se llega con unas cuantas horas de sueño- es el que estimula al cerebro y lo abre a su mayor creatividad.
- Largos paseos al aire libre. Para Einstein las caminatas entre su casa y la universidad eran sagradas. Recorría más de tres kilómetros diarios, sin compañía alguna, con la mente fuera de las teorías del átomo y el universo. Su cerebro estaba concentrado exclusivamente en colocar un pie delante del otro. Se ha comprobado que este ejercicio es también una gimnasia para el hipotálamo, que facilita la memoria, la solución de problemas y la creatividad. Además, este ejercicio es un surtidor de endorfinas, que impulsan el buen humor y obstruyen a las fuerzas depresivas.
- Comer espagueti. Era la comida favorita del innovador de la física. Italia le encantaba por su comida. Aunque los carbohidratos no son muy bien vistos por muchos nutriólogos, los defensores de las pastas en general dicen que proporcionan la energía necesaria para las actividades del día, mejoran el metabolismo y sus raciones de glucosa son benéficas para el cerebro. Esa parte del cuerpo que tanto define la personalidad de Einstein.
- No usar calcetines. Este tema, considerado simplemente una excentricidad, tenía su lógica: Einstein decía que el movimiento del pie y la estructura del dedo gordo siempre terminaba por hacer agujeros en los calcetines. ¿Para qué usarlos? La moda actual le ha dado la razón.
- Jamás dejar de preguntarse por algo. Pues sí. Los muertos no tienen dudas.