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Solo un respiro

La victoria de Macron en Francia fue un respiro para la sobrevivencia de la Unión Europea. Con el descalabro del Brexit en el Reino Unido y la ebullición de sentimientos patrióticos contra los migrantes en varios países, el bloque europeo se ha visto en grandes dificultades.

En sus inicios, la Unión Europea era concebida como una fuerza capaz de enfrentar el poderío económico de Estados Unidos y el militar de Rusia y China, y su formación tuvo el aliento de crear un espacio donde la libertad, la justicia, la igualdad y los derechos humanos no tuviesen fronteras. Un continente con un pasaporte único, una moneda única, un parlamento de todos.

Con el paso del tiempo, estas ideas se fueron diluyendo. En su lugar afloraron sentimientos nacionalistas de regreso al pasado, envueltos en victorias de los grupos más retrógrados, y catapultados  por un temor muy extendido que busca cerrar las fronteras. Un factor determinante de todo eso fue la llamada primavera árabe, con su carga de enfrentamientos entre los grupos del Islam, la sangrienta guerra en Siria y el surgimiento de grupos extremistas sanguinarios, infiltrados en los países desarrollados. Los países europeos temblaron de miedo. En Inglaterra se escudaron con el Brexit. En Francia trataron de hacer lo mismo empollando a una mujer ultranacionalista y xenófoba.

Y hay otros países que caminan en dirección contraria a la Unión Europea. Entre ellos están Hungría y Polonia, dos naciones que fueron satélites de la Unión Soviética, y que saben lo que fue el socialismo. El presidente de Hungría ha dicho que, a pesar de que el producto interno bruto de su país ha crecido enormemente desde su integración al bloque europeo, políticamente prefiere los modelos de Rusia, China y Turquía. Por su parte Beata Szydło, la primera ministra de Polonia, se considera «euroescéptica», y defiende más al Vaticano que a la democracia de las naciones europeas de occidente. Y no está sola. En Turquía el presidente Recep Erdogan logró ganar un referéndum para dotar de más poder al presidente y reducir el del parlamento. Y en Italia, la tercera potencia económica del continente, hay un movimiento antieuropeo que está ganando terreno político para las próximas elecciones.

Pronto habrá procesos electorales en Turquía, Italia y el Reino Unido. Mientras el flujo de migrantes árabes sigue llegando a las costas europeas, el futuro de la unidad se definirá nuevamente en las urnas.

 

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