En los inicios del sistema capitalista, el reparto de utilidades se realizaba únicamente entre los patrones. Las ganancias de las empresas estaban destinadas exclusivamente a los de arriba. Los de abajo, que eran los que realmente trabajaban, solo obtenían la cantidad de dinero suficiente para mantenerse de manera muy raquítica a sí mismos y a sus familias. A eso se le llamaba el salario.
Ahora, a dos siglos de distancia de los orígenes del capitalismo, las empresas están obligadas a repartir sus utilidades entre los trabajadores, y en México las que no lo hagan recibirán sanciones que van desde los 24 mil hasta 481 mil pesos, dependiendo de la gravedad de la falta y la capacidad económica del infractor. En caso de que el incumplimiento afecte a más de un trabajador -como suele suceder-, se podrá imponer una multa por cada uno de ellos. Además de la multa, la autoridad podría requerir el pago de diferencias de utilidades que se adeuden a los trabajadores.
La fecha límite para el pago de esta prestación es el 31 de mayo y, como resultado de la reforma en materia de subcontratación, habrá más personas que reciban este beneficio, ya que antes estaban en un esquema de outsourcing, o contratación por fuera.
Para el sector patronal, aquellas empresas que no cumplirán con el pago de esta prestación son las nuevas o las que no reportaron utilidades.
En el caso de las empresas grandes, que tuvieron mayor crecimiento, se hará un pago de las utilidades de acuerdo con las nuevas reglas, afirmó José Medina Mora, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana.
Este año se espera que, por lo manos, la mitad de las empresas repartan sus utilidades entre sus trabajadores.