El gasto social en México es muy pobre. Contrario a lo que muchas veces se cree, el gasto social no se destina exclusivamente a los sectores más desprotegidos de la sociedad, sino a rubros básicos como la educación, la vivienda y la salud. Y en ese sentido, México ejerce apenas el 7:5% de su Producto Interno Bruto al gasto social, lo cual resulta ser el menor nivel dentro de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, según las Naciones Unidas.
Siguiendo el mal ejemplo de todos los países en vías de desarrollo, México sigue cargando con un pago de 700 mil millones de pesos a pago de la deuda, y el gasto corriente aún no se sacude del todo el lastre que significaron los altísimos sueldos a funcionarios y el mantenimiento de organismos superfluos.
No se necesita ser una nación socialdemócrata para equilibrar lo que se destina al gasto social con los demás rubros del gasto. Francia, por ejemplo, es una nación con un fuerte impulso capitalista, pero que destina a la educación, la salud y la vivienda cuatro veces más del porcentaje del Producto Interno Bruto que destina México. Y eso lo puede hacer porque aprovecha el 34% de la recaudación fiscal, y no el miserable 15% como lo hace nuestro país.
Esos son los ejemplos que hay que seguir.