Es lo que esperaba el mundo para ver el fin de la pandemia. La primera vacuna contra el coronavirus, probada con todos los procedimientos científicos del caso, recibió la autorización para su uso masivo hace unos días en Gran Bretaña. La vacuna, fabricada por el laboratorio Pfizer de Estados Unidos y una pequeña compañía alemana llamada BioNTech, se administrará al público a partir de la próxima semana, dijo el gobierno británico.

Al adelantarse a Estados Unidos para permitir las inoculaciones masivas, Gran Bretaña se puso al frente de un movimiento mundial para enfrentar al coronavirus. Y su respuesta fue mucho más veloz al aceptar los hallazgos de los fabricantes de vacunas, en lugar de volver a analizar minuciosamente los datos en bruto de los ensayos para validar los resultados. Es un trabajo doble que se eludió para adelantar la autorización.

Los analistas de todo el mundo están emitiendo sus primeras opiniones. La primera crítica a Washington es que Estados Unidos estaba perdiendo un tiempo muy valioso, mientras el virus deja un saldo de unos 1500 estadounidenses muertos al día. La burocracia es siempre un obstáculo. Los países que permanecen en la Unión Europea están a la espera de que su regulador, la Agencia Europea de Medicamentos, autorice una vacuna.

El trabajo de la agencia se complica por la obligación de solicitar las opiniones de los 27 países de la Unión Europea. Ese proceso se ha acelerado durante la pandemia, pero aún tardarán varios días después de la reunión, lo que probablemente retrasará las vacunaciones hasta principios de enero.

Mientras tanto, el sistema hospitalario de Londres anuncia que las primeras dosis serán administradas a las 7:00 a. m. del próximo lunes.