Hay que dilucidar si esta transición que vivimos debe ser considerada como uno de los tiempos más interesantes de las últimas décadas o si, por el contrario, estamos en medio de una maldición de proporciones orientales.
Para esto analizamos algunas señales importantes que ha enviado nuestro, ahora sí, presidente electo y su equipo de campaña.
COMBATIR LA CORRUPCIÓN
Sin duda el tema que decidió la elección del pasado 1º de julio, el que tiene harto a gran parte del país. La esperanza que impulsó la elección de una opción política completamente nueva radicó en la promesa de terminar con la corrupción. Sin embargo, las señales han sido contradictorias.
La negativa a realizar la tan solicitada y urgente reforma del 102 constitucional y la falta de pronunciamientos sobre la posibilidad de completar el SNA, particularmente en lo que se refiere a los magistrados anticorrupción, nos dejan pensando que quizá la lucha será mucho menos efectiva de lo que desearían los electores.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Desde la tribuna de la Sala Superior del TEPJF, al recibir su constancia como presidente electo, López Obrador se comprometió a realizar un gobierno democrático, sin inherencias y sin imposiciones.
Sin embargo, en días pasados cedió a la tentación de hacer algo que no es tan bueno, por las razones correctas. Al hablar de Carmen Aristegui y Gutiérrez Vivó dejó claro que pensaba intervenir “de forma respetuosa” para que regresaran al aire ambas figuras icónicas del panorama informativo mexicano.
Sin embrago, a pesar de que es positivo su compromiso en favor de la libertad de expresión y los espacios críticos en los medios, no es una buena idea que se pronuncié al respecto. El presidente no puede regir sobre todos los aspectos de la vida nacional, en especial en lo que se refiere a las condiciones contractuales entre empresas y particulares en medios de comunicación.
Hacerlo, apesara de las buenas intenciones, sentará un precedente que nos regresa a la época en que nadie se movía, o salía fuera de la foto.
REFORMAS ESTRUCTURALES
En medio de la polémica se anunció que Manuel Bartlett será el nuevo director general de CFE. Más allá de la historia de una figura tan polémica, se ha vuelto a caer en la contradicción.
Sin tregua ni descanso, el otrora candidato morenista repitió en la campaña que las reformas estructurales serían desmanteladas, por el bien de la mayoría.
Sin embrago, el expriista y casi ex senador del PT declaró que no habría cambios en el sector eléctrico, que la reforma estructural había dado resultados y se respetaría.
Sin duda la pregunta aquí es ¿entonces qué era lo que se ofreció en las campañas?
AICM
Sin duda otro de los temas que más radicalizaron las opiniones durante el proceso electoral 2018, fue el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
En todo momento que se habló del tema la palabra cancelación era la constante. Sin embargo, al realizar la presentación ante los medios, el pasado 17 de agosto, se habló de dos opciones claramente diferenciadas, con sus pros y contras.
El próximo titular del ejecutivo federal, decidió que se dejará en manos de una consulta al pueblo de México. No se especificó cuándo, ni el mecanismo que se usará para esto. Si tomamos en cuenta las restricciones que la ley contiene actualmente para las consultas, quizá encontremos la razón de la cautela de AMLO en que aún no toma posesión el nuevo congreso y el nuevo presidente no tiene aún las herramientas para lanzar este tipo de consultas.
Todo lo anterior nos lleva al mismo sitio de incertidumbre en el que iniciamos nuestro camino para reconocernos en el dicho chino y sus “tiempos interesantes”. Los planes y comentario pueden cambiar, como cualquier discurso de campaña que aún no cristaliza en una política pública.
Nuevamente, no queda más que seguir y mirar hacia adelante, tratando de ver con cuidado los sucesos y sus consecuencias y pasar de las elecciones más vigiladas de la historia (que nos dieron una nueva época para nuestro país), al gobierno más acompañado y revisado de la historia, con la esperanza que convirtamos este cambio en algo realmente histórico y no en la maldición china que desean sus detractores.
Eduardo Higuera es Académico, analista y consultor en comunicación política.