En Ecatepec se juntan muchas desgracias nacionales. Ahí, en 1815, un tribunal litúrgico y virreinal ordenó el fusilamiento de José María Morelos y Pavón, la conciencia más grande de la nación en su tiempo. Y ahí, doscientos años después, los censos dicen que está el municipio con mayor número de personas en pobreza y en pobreza extrema. De manera que, desgraciadamente, las consignas sociales de Morelos -moderar la opulencia y la indigencia- aún no se cumplen.
El municipio está habitado por 1.6 millones de personas, siendo la entidad más poblada del estado y la segunda con mayor cantidad de habitantes en el país, solo superada por la alcaldía de Iztapalapa de la Ciudad de México.
Ecatepec es considerado en las estadísticas el municipio más violento del Estado de México y uno de los más peligrosos del país. Un botón de muestra es lo que sucedió ahí hace dos años. De enero a agosto de 2016 se cometieron 1700 homicidios, 174 secuestros, 1400 agresiones sexuales, 1300 robos a viviendas, cerca de 3 mil robos de automóviles y casi 2 mil robos a negocios. El número de feminicidios hace que se mantenga una alerta permanente de violencia de género.
Un grupo de vecinos de Ecatepec marcharon el 1o de febrero para exigir seguridad y justicia a las autoridades locales, a quienes acusan de hacer caso omiso ante la violencia.
El municipio es parte de la zona conurbada de la Ciudad de México. Si el gobernador del Estado de México y la Jefa de Gobierno de la Ciudad se ponen de acuerdo -como lo señaló el presidente López Obrador- para mitigar la pobreza y pacificar esa zona del país donde se multiplican las desapariciones, habrán hecho honor al Generalísimo que dio la vida por esa causa.