Si algo bueno dejó el insulto que profirió Carlos Manuel Treviño Núñez contra el astro de futbol Ronaldinho, que se acaba de incorporar a los Gallos Blancos del Querétaro, fue un crecimiento desbordado de expresiones que lo callaron y, de paso, pusieron en ridículo nuevamente a su partido.
Dijo Carlos Treviño Núñez que odia al futbol y a los negros, comparándolos con simios. Y al hablar de futbol nos hizo recordar que dos de sus correligionarios panistas siguen detenidos en Brasil por haber agredido sexualmente a una mujer y golpeado a su esposo. Y lo peor es que Treviño fue Secretario de Desarrollo Social de su estado, un cargo donde el funcionario debe comprometerse en el combate a la pobreza, independientemente del color de la piel de los pobres.
Ninguno de estos funcionarios puede considerarse un ejemplo a seguir para nadie.
Lo bueno es que Ronaldinho está entre nosotros. En su mejor momento, con el Barcelona, tenía una magia en las piernas que lo equiparaba con las mejores jugadas de Messi, Pelé y Maradona. Y gracias a él, ahora, miles de mexicanos han salido a expresar en estas fiestas patrias su desprecio al racismo, la xenofobia y los funcionarios que hipócritamente ayudaron a combatir la pobreza.