En México existen alrededor de 100 desaparecidos. Sus familiares los buscan con tesón, muchas veces, desde hace años. Pero ahora esa lamentable tarea será un poco más fácil y estará mejor organizada.

En el patio central del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) ya se pueden observar los trabajos que se realizan para adaptar el espacio que ocupará el Laboratorio de Identificación Humana. En el lugar se aplicarán métodos de biología molecular para analizar restos humanos, como parte de los esfuerzos que se realizan para enfrentar el enorme problema de los desaparecidos.

A finales del año pasado, la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación planteó la propuesta de establecer el nuevo laboratorio.

«El planteamiento fue que aprovecháramos la infraestructura técnica y el conocimiento técnico que ya tenemos acerca de métodos de biología molecular -señaló el Dr. Alfredo Hidalgo, director del proyecto (en la fotografía)- que son la base de los mecanismos de identificación humana».

La idea, explica, es que el laboratorio que operará en el Inmegen se enfoque, no en las muestras que normalmente se analizan en los servicios periciales de las fiscalías, sino en aquellas en las que es más complejo obtener material para hacer una identificación genética.

Se trata, sostuvo, de muestras que han permanecido a la intemperie durante mucho tiempo, o han estado expuestas al fuego, entre otros escenarios, y en las que se complica mucho obtener una buena cantidad de material para hacer una identificación que sea adecuada.

Durante este año, el Inmegen ha avanzado en dos frentes para la puesta en marcha del Laboratorio de Identificación Humana.

Por un lado, se está habilitando el espacio que ocupará, en todo un piso del Instituto, y se han adquirido ya los equipos y reactivos necesarios, con una inversión de 15 millones de pesos. Y por otro, se ha iniciado el entrenamiento de los especialistas que laborarán en el laboratorio.

«Tuvimos la fortuna de establecer un convenio de colaboración académica con el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Innsbruck, en Austria, que es a donde se habían estado enviando algunas de estas muestras complejas (como las de presuntos restos de normalistas Ayotzinapa)», afirmó Hidalgo.

«Así, personal del Instituto tuvo la oportunidad de irse a entrenar a los laboratorios de Innsbruck para empezar estas metodologías de análisis de muestras complejas. Esto se dio hace aproximadamente dos meses y ya están aquí de vuelta».

El objetivo, indica, es que el laboratorio empiece a procesar muestras para finales de año.

Y para ello, apunta, se requiere avanzar en paralelo en la construcción de base de datos de las personas que están buscando a sus familiares.

De hecho, destaca, la Comisión Nacional de Búsqueda ha estado llevando a cabo en distintos estados jornadas en donde invita a los familiares de personas desaparecidas a que donen una muestra de sangre para integrar esa base de datos.

Hidalgo, doctor en Ciencias Biomédicas, subraya que el laboratorio colaborará en un esfuerzo más amplio que incluye al Centro Nacional de Identificación Humana que operará en Morelos y los centros regionales que ya funcionan en Coahuila y Jalisco.

Los centros, señala, aplicarán métodos tradicionales de medicina forense para llevar a cabo un perfilamiento genético, pero habrá muestras que, por sus condiciones, requieran otro tipo de análisis

«Para eso estamos nosotros, para apoyar en esos casos complejos y aprovechar el hecho de que tenemos un poco de flexibilidad en las metodologías que podemos utilizar, metodologías más robustas o más eficientes para la extracción de DNA o para el análisis molecular».

En la experiencia internacional, advierte, la tasa de éxito de identificación a partir de muestras complejas no pasa de un 25 por ciento.

Sin embargo, enfatiza, la apuesta es hacer todo lo posible por darle identidad a las personas encontradas en fosas comunes o clandestinas.

(Información del diario Reforma)