La lepra es una de las enfermedades con los registros más antiguos de la humanidad. En los textos milenarios de la India aparece como «manchas blancas en la piel», y se aconseja su cura mediante plegarias. En el Levítico del Antiguo Testamento, Dios previene a Moisés contra la lepra en las casas de la tierra prometida, y en el Nuevo Testamento Jesús cura a varios leprosos en su paso por Samaria y Galilea.

Si bien los leprosos tuvieron a su propio santo -San Lázaro- para protegerlos de la enfermedad y las lapidaciones, la lepra se convirtió en un estigma para los enfermos durante siglos. El siglo pasado, para excluir a los leprosos de la sociedad, se edificaron verdaderos campos de concentración llamados leproserías. Los pacientes eran obligados a vivir en cuarentenas forzadas que impedían su sanación.

A finales del siglo XX, la Organización Mundial de la Salud estimó que aún existían entre dos y tres millones de leprosos en el mundo. Los países más afectados eran la India, Brasil y Birmania.

En México el Director General del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, Jesús Felipe González Roldán declaró a propósito del Día Mundial de Luchas contra la Lepra que el número de casos de esta enfermedad en México registró un histórico descenso, al pasar de 16 mil 694 en 1989 -año de inicio de la poliquimioterapia en México-, a 396 en 2016. La misma tendencia ocurre en la incidencia, donde 1997 fue el año que más casos nuevos se registraron, con 625; mientras que en 2016 fueron 153 en 28 entidades federativas. Solo Chihuahua, Zacatecas, Querétaro y Tlaxcala no tuvieron registros nuevos.

El titular del organismo subrayó la voluntad política y el compromiso que existen en la lucha contra la lepra, y señaló que para este año el objetivo es trabajar en sus alcances, retos y desafíos hasta su eliminación y control total, y llamó a multiplicar esfuerzos para evitar el estigma y la discriminación que aún persisten en algunos lugares del país.

(Con información de la Secretaría de Salud)