Cuando parecía que las conversaciones de paz iban a tener la misma volatilidad que el carácter de Donald Trump, en las dos Coreas los intentos de reunificación se fueron acelerando. En un libro recientemente publicado por Hyun Jin Preston Moon, un profesor coreano especializado en procesos de paz, se dice que la reunificación de las dos Coreas se basa en una historia común, miles de familias desunidas por ideologías impostadas, un campo común de valores y un ferviente deseo de unir fuerzas y desarrollarse juntos.

Tal vez lo más sorprendente sean los primeros pasos que ambas naciones han tomado para lograr la paz. El primero de ellos fueron los relojes. El tiempo del país del norte no es el tiempo del país del sur. Y no porque tengan diferentes usos horarios. Simplemente, por darle un contenido temporal a la idea absurda de ser distintos. Durante años, Corea del Norte estuvo 30 minutos retrasada del tiempo de Corea del Sur. Pero ahora, a raíz del emotivo encuentro entre el líder Kim Jong-un y el presidente Moon Jae-in, los relojes de ambos países se han sincronizado. Ahora el tiempo fluye de igual manera de norte a sur.

En segundo lugar están las bocinas. Las bocinas gigantes se instalaron en la frontera que divide a los dos países, con el fin de difundir a todo volumen los mensajes y la música del vecino. Y gracias a su poderío tecnológico, las bocinas de Corea del Sur siempre opacaron los mensajes de sus rivales. Durante años -parece mentira-, la cultura de Corea del Sur se difundió hacia el norte con un volumen insoportable. Ahí se escuchaban desde las críticas más ácidas contra el gobierno de Pyongyang hasta los sonidos estridentes y  desquiciantes del  Gangnam Style. Y ahora todo eso se va a acabar. Un grupo de soldados tuvo la misión de desmontar todas las bocinas para ponerle fin al acoso auditivo de sus vecinos. Se acabó el ruido.

Y en tercer lugar, han llegado los turistas. Son coreanos de sur y japoneses, pero pronto se esperan visitas de otros países. De países lejanos, incluso. La zona desnuclearizada se ha convertido en un imán para ellos. Porque se trata de una zona prohibida. Por eso pronto los tours a Tokio y Seúl incluirán en sus recorridos la zona de Corea del Norte donde se lanzaban misiles atómicos como prueba. Es un sitio histórico, sin duda. Ahí pudo haberse iniciado la Tercera Guerra Mundial.