Si en algún momento Vladimir Putin pensó que se fortalecería con la invasión de sus tropas en Ucrania, hizo un mal cálculo. Ahora, a tres meses de la invasión, el mundo no ve con buenos ojos su desplante militar, la resistencia de Ucrania ha crecido en todo el país y la OTAN se ha fortalecido.
La decisión de Finlandia y Suecia de abandonar la neutralidad a la que se adhirieron durante décadas y solicitar su ingreso a la OTAN es el indicio más fuerte hasta ahora de un profundo cambio en Europa ante el agresivo proyecto imperial ruso.
En el nuevo mapa de Europa ya no hay posiciones intermedias. Ahora los países están protegidos por la OTAN o están solos frente a una Rusia gobernada por un hombre tambaleante, pero decidido a afirmar por la fuerza el lugar imperial de Rusia en el escenario mundial. Para Suecia, y especialmente para Finlandia -con sus 1303 kilómetros de frontera con Rusia-, la decisión de Putin de invadir a un país vecino no podía ser ignorada.
La ampliación de la OTAN que fue supuestamente la causa de la decisión de Putin para invadir Ucrania, ahora se ha convertido en una consecuencia.
Suecia y Finlandia consideraron que la neutralidad era lo mejor para sus intereses cuando se enfrentaron a la amenaza soviética, y en el caso sueco durante siglos antes de eso. No cambiaron de rumbo, aunque sí se unieron a la Unión Europea, en las más de tres décadas transcurridas desde el final de la Guerra Fría.
El cambio de ambos países en los últimos meses ha sido dramático, un indicio de cómo la determinación de Putin de hacer retroceder a la OTAN y debilitar el apoyo que se le brinda ha producido el efecto contrario: el renacimiento de una alianza que llevaba una generación buscando una razón convincente para existir.
Mientras que el año pasado no más de una cuarta parte de la población de Suecia y Finlandia apoyaba la adhesión a la OTAN, en la actualidad, esa cifra ha aumentado considerablemente, con el 76 por ciento en una encuesta reciente en Finlandia. El Partido Socialdemócrata de Suecia, el más grande del país y durante mucho tiempo bastión de la no alineación, ha aceptado la adhesión a la OTAN en un giro que nadie esperaba.
“La ampliación de la OTAN nunca fue la causa de la decisión de Putin de invadir Ucrania, pero sí es una consecuencia”, comentó Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma. “Suecia y Finlandia ahora ven una Rusia revanchista y revisionista de una manera mucho más peligrosa que durante la última parte de la Guerra Fría”.
Suecia y Finlandia consideraron que la neutralidad era lo mejor para sus intereses cuando se enfrentaron a la amenaza soviética, y en el caso sueco durante siglos antes de eso. No cambiaron de rumbo, aunque sí se unieron a la Unión Europea, en las más de tres décadas transcurridas desde el final de la Guerra Fría.
El cambio de ambos países en los últimos meses ha sido dramático, un indicio de cómo la determinación de Putin de hacer retroceder a la OTAN y debilitar el apoyo que se le brinda ha producido el efecto contrario: el renacimiento de una alianza que llevaba una generación buscando una razón convincente para existir.
«Finlandia todavía tiene servicio militar obligatorio y podría movilizar unas fuerzas armadas conformadas por 280 mil soldados. Es un ejército bastante grande en el contexto europeo», dice a DW Jacob Westberg, profesor en la Universidad Sueca de Defensa, en Estocolmo
Mientras que el año pasado no más de una cuarta parte de la población de Suecia y Finlandia apoyaba la adhesión a la OTAN, en la actualidad, esa cifra ha aumentado considerablemente, con el 76 por ciento en una encuesta reciente en Finlandia. El Partido Socialdemócrata de Suecia, el más grande del país y durante mucho tiempo bastión de la no alineación, ha aceptado la adhesión a la OTAN en un giro extraordinario.
Parece mentira, pero Putin ha fortalecido a la OTAN.
Fotografías: Soldados conscriptos finlandeses en el regimiento de Kaarti.