Las Naciones Unidas acaban de señalar que casi un millón de personas están bajo sitio en Siria. Sobre todo en la ciudad de Aleppo, cerca de la frontera con Turquía, donde se libra una batalla que parece salida del Apocalipsis bíblico. Aleppo fue la cuna de la rebelión contra el dictador Assad Al Bashar en Siria, y la batalla por la ciudad no ha cesado desde mediados del 2012. El trasfondo de la guerra se remonta a la antigua discordia entre las fracciones sunitas y chiitas de los seguidores del Islam. Assad Al Bashar pertenece a una minoría chiita, y los rebeldes son de diferentes grupos sunitas.
La semana pasada, de acuerdo al comisionado Stephen O´Brian de las Naciones Unidas, 320 civiles murieron en el oriente de la ciudad, incluyendo a un centenar de niños. Otros 720 resultaron heridos. Aunque el gobierno de Al Bashar sostiene que la ciudad está bajo su control, los combates son en realidad escaramuzas permanentes entre los grupos rivales. La BBC de Londres reporta que en un fin de semana, solamente, las fuerzas gubernamentales se adueñaron de un barrio completo un sábado, pero el asalto de los rebeldes los obligó a devolverlo el domingo.
Pero no solo es una lucha encarnizada en tierra. Desde los helicópteros se lanzan bombas incendiarias que resultan mortíferas para la población, y ocasionalmente los aviones rusos se agregan a esta misión para apoyar al presidente sirio.
Es una guerra por el poder, desde luego, y las fuerzas contendientes no van a ceder una sola cuadra de la ciudad hasta que consigan la victoria final.
Los presidentes Barack Obama y Angela Merkel has alzado sus voces para respaldar el llamado de cese al fuego de las Naciones Unidas. El presidente Putin parece de acuerdo en respaldarlo, siempre y cuando… sea por 48 horas.
(Con información de Time y la BBC)