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El Faro

El faro y el terror que causa no entender la película.

No es un secreto que en los últimos cinco años varias producciones de terror se convirtieron en un
éxito con las nuevas generaciones.  Películas como The Babadook, La bruja y El legado del diablo, causaron emoción entre los espectadores.

Sin embargo es importante con la llegada de “El faro”, regresar un poco a la cordura y reconocer
los trabajos cinematográficos por lo que son: buenos intentos de crear historias diferentes,
grandes actuaciones, excelente fotografía, pero nunca una historia de terror, y sobre todo jamás
una comparación justa con los trabajos realizados por los cineastas de clase mayor, como Ingmar
Bergman.

Robert Eggers -director de El faro y La bruja- no puede estar en el mismo nivel que el extraordinario director sueco.

Reconozco los aciertos de la película. Más de una vez pude reír sorpresivamente en una secuencia cargada de tensión, en al menos dos ocasiones me intrigó la atmósfera un tanto claustrofóbica e incluso con un poco de incertidumbre, las actuaciones por parte de Robert Pattinson y Willem Dafoe son simplemente increíbles. Si por alguna razón vale la pena ir al cine, es para poder presenciar a uno de los que, poco a poco se van convirtiendo en el actor de su generación, y al ver a Dafoe, queda claro que puede interpretar cualquier papel.

Se trata de una buena película, que juega con lo real y la imaginación; que tiene una hermosa fotografía y presenta una locación que nos invita a la desolación.

Después de hablar de lo bueno, retomemos la realidad, se habla mucho de la nueva ola del terror,
nombrada acertadamente Folk Terror, pensada para una generación con poca retención que
necesita historias que no inviten a la duda, al razonar e interpretar como los primeros cinco
minutos te ayudarán a resolver el final, en un mal intento de ser obvios para que el público pueda
aguantar 90 minutos sin revisar el celular. Se sacrifica la narrativa, llegando a la incoherencia, esto
se vuelve una invitación a la amplia interpretación donde algunos espectadores le dan
atribuciones irreales, tales como Prometeo o Zeus , donde al final ya que nosotros creamos
nuestra propia historia se convierte la mejor película, pero debe ser analizada desde los aspectos
tangibles y reales que conlleva la cinematografía en palabras del propio director y ratificado por
los actores, “Solamente queríamos hacer algo extraño”.

No es una historia perturbadora, roza en el aburrimiento, no evoca a pesadillas, simplemente
desespera, no atribuye a brujas terroríficas, solamente chicas lindas semidesnudas. En conclusión, no es una película de terror, si quieres descubrir que secretos guarda el Faro, espera a verla gratis, no gastes tu dinero.

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