Parece mentira, pero en las elecciones de Estados Unidos México tiene ya millones de votos asegurados. Gracias a las declaraciones de Donald Trump, y el efecto trasfronterizo de las redes sociales, los mexicanos somos un factor de peso en las elecciones por la Casa Blanca, ya que el candidato republicano ha logrado un consenso en su contra en todo México, que va desde las cabezas más importantes del Ejecutivo hasta grupos de cineastas con peso fuerte en Estados Unidos, pasando por los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón.
Todas las menciones del candidato republicano en las cuentas de Facebook y Twitter de cualquier mexicano, al referirse al magnate de la Quinta Avenida, están llenas de burlas, epítetos, improperios, sátiras y deseos de venganza. Las hay de todos los tonos, ocurrencias o simples insultos.
Al ser las redes sociales vehículos de opinión más allá de las fronteras, las opiniones de los mexicanos sobre Donald Trump pueden verse sin ninguna aduana al norte del Río Bravo, y eso ha desembocado en una corriente de opinión que ya tiene un peso específico en los procesos electorales de Estados Unidos.
Pero además están los votos duros. Existen aproximadamente 35 millones de mexicanos en Estados Unidos, independientemente de su estatus migratorio. Es una población superior a la de Canadá. De ellos, 18 millones ya son ciudadanos que pueden votar, y son cada vez más los que se apuran para obtener su nacionalidad y poder votar en las elecciones de noviembre. ¿La razón? Votar contra Donald Trump, en caso de que llegue a la candidatura republicana.
Aunque el grado de abstencionismo entre los mexicanos que viven en Estados Unidos también es elevado –se calcula en un 50%-, lo cierto es que un número aproximado de poco menos de 10 millones de votos puede definir la elección.
Con esto Donald Trump, profeta del resurgimiento de Estados Unidos sobre las fosas del resto del mundo, ha cavado su propia tumba. No solo ha llamado a los mexicanos a votar e influir en las elecciones de su país: montado en sus balandronadas, se ha peleado también con los árabes, con las mujeres, con la Comunidad Europea, con el Papa Francisco y, por ende, con los católicos. Para terminar de construir su programa de peleas, también se ha enemistado con el Partido Republicano. Su carrera meteórica está llegando a su fin.