El pasado lunes 14 de octubre el gobierno federal dio la información sobre el estado de seguridad que guarda la nación. En general, ya lo sabíamos. México es uno de los países más inseguros del mundo. Sus homicidios se comparan en número con los homicidios de naciones permanentemente en conflicto, como Irán y Afganistán. El único país que tiene un número mayor de muertes a mano armada, por encima de México, es Siria, una nación que fue crucificada por una guerra permanente.
El gobierno dijo que no tiene motivos para celebrar nada. La violencia en México sigue cobrando vidas a diario. El mismo día 14 de octubre la prensa informó de una emboscada del crimen organizado en Michoacán, donde murieron 13 policías estatales. Los sicarios utilizaron armas de alto poder, capaces de volar los vehículos de la policía y del ejército. Nadie cierra los ojos ante eso. La Secretaria de Gobernación dijo que «eso pasa todos los días y a todas horas.»
El panorama de la inseguridad en México sigue siendo sombrío, sangriento y espantoso. La impunidad ha impuesto su reino en grandes zonas de la República. Cerca del 99% de los casos no se resuelven. Los delincuentes sonríen después de sus delitos. El 66% de la población piensa que la policía local es corrupta. Que también son corruptos los jueces y todas las autoridades involucradas en la impartición de justicia. El panorama en muchas zonas es atroz. Desde las cárceles se organizan más de la mitad de los delitos. No se conocen las cifras de las ejecuciones a diario. Las fosas clandestinas encontradas son 594.
Sin embargo, las estadísticas muestran a mitad del año un punto de inflexión en el incremento de los delitos. Incluyendo los homicidios a mano armada. Y eso significa, según lo números, que el ascenso de las muertes, robos y delitos de todo tipo ha suspendido su vertiginosa marcha ascendente. La espiral de violencia parecía irrefrenable. Pero eso, por lo menos momentáneamente, se detuvo.
Eso es algo. Pero no es ningún motivo de festejo. El México Bárbaro de John Kennet Turner sigue cobrando víctimas.