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Marchas contra obras

Las marchas son un recurso muy socorrido para tramitar demandas sociales. Ante el distanciamiento de la ciudadanía con los funcionarios y la caída de las simpatías de diputados, senadores, delegados y políticos en general, las marchas se han convertido en las vías favoritas de diversos grupos para hacer cumplir sus demandas. Otro caso sería, por ejemplo, que los ciudadanos tuvieran canales directos con sus representantes a través de redes sociales. En fin.
Hoy las marchas son un ingrediente fundamental del tráfico capitalino. Son un elemento contradictorio, porque representan la libertad de expresión y de tránsito de los marchistas, pero en detrimento de la libertad de tránsito de los automovilistas.
Y sobre este caso, hablando del tráfico, han surgido nuevas marchas para tratar de detener una obra que supuestamente llegará a resolver el tráfico del cruce entre la Avenida Insurgentes y Río Mixcoac. La obra pretende construir una glorieta como la que existe en el Metro Insurgentes, y tardará cerca de un año y medio de molestias. Es decir, que durante ese tiempo multiplicará los problemas de tráfico que existen en ese punto.
Los vecinos, convertidos en marchistas, alegan que las obras van a destruir 1,700 árboles del camellón de Río Churubusco, y que no van a resolver los problemas de tráfico.
Algunos analistas dicen que ya es necesario frenar la producción de automóviles. Las marchas de automóviles se llevan a cabo a todas horas, en todos lados.

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