Al igual que sus congéneres en el universo de Internet -Facebook, Google, Twitter- Amazon es una poderosa fuente de empleos. Acaba de anunciar que va a construir un nuevo corporativo en Seattle, que costará la cifra astronómica de 5 mil millones de dólares, y que dará trabajo a 50 mil nuevos empleados.
El anuncio se monta en una ola expansiva de la empresa que incluye la adquisición de la cadena de alimentos Whole Foods, y que atrae a miles de repartidores de sus productos. El crecimiento de su planta laboral es impresionante. En 2011 tenía 30 mil trabajadores en Estados Unidos, y a finales de 2016 habían crecido hasta 180 mil. En todo el mundo, incluyendo todos sus almacenes y repartidores de libros, DVDs, joyas, relojes, artículos de cocina, tenis, herramientas de jardinería y camisas, tiene un ejército de 382 mil empleados.
El dueño de Amazon, Jeff Bezos, rivaliza ahora con Bill Gates para ser el hombre más rico del mundo. Pero eso no parece importarle. Lo que le preocupa es cómo crear más empleos de los que elimina en el mundo. Donald Trump, que tiene una riqueza muy inferior a la de Bezos, ahora lo critica desde su nuevo trabajo en la Casa Blanca porque Amazon acaba con los empleos. O la envidia, más bien. Y su argumento es cierto, porque los pequeños abarroteros están quebrando ante el empuje del comercio electrónico, que pone cualquier producto a las puertas de casa. Ya no hay que ir a los supermercados. Ni a las librerías. Ni a los centros comerciales. Ya no hay que salir del hogar. Cualquier producto se obtiene por Amazon.
Y en esta guerra cibernética por los mercados, los nuevos amos del mundo tejen alianzas impensables. Walmart, el gigante norteamericano de las ventas al menudeo, observa con suspicacia el crecimiento vertiginoso de Amazon, y busca un aliado para enfrentarlo. Y ha encontrado al socio perfecto: Google. ¿Walmart y Google en la misma trinchera? Así es. Para frotarse los ojos. Google acaba de ofrecer envíos gratis para todos los productos comprados en Walmart. Y ambos están desarrollando una aplicación en donde los clientes podrán solicitar sus pedidos desde sus celulares, con una sencilla orden de voz. ¿Me puede mandar una orden de 150 gramos de tocino? Y en 20 minutos lo tiene en casa.
Por lo pronto, los consumidores están de plácemes, porque los productos alimenticios están bajando sus precios. En los últimos meses, la fruta ha reducido sus precios. También la mantequilla, el pan, los huevos, los productos enlatados. Ningún economista del siglo pasado lo hubiera pensado. La tecnología de las comunicaciones se ha convertido en un ariete en el combate de la inflación.