
El llamdo del Papa Francisco en Albania no pudo haber sido más claro. «Que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando realiza actos de violencia», dijo, y sus palabras estuvieron dirigidas sin duda hacia los crímenes del Estado Islámico, que se ha destacado en las últimas semanas por subir videos sangrientos y vengativos a Youtube.
El Papa tiene razón. Sabe que la iglesia católica no ha estado exenta de utilizar la violencia con el nombre de Dios -recuérdense Las Cruzadas, para poner un solo ejemplo-, pero en la actualidad el terrorismo religioso del Estado Islámico ha puesto en guardia Estados Unidos y Europa, y amenaza con desatar una nueva escalada de violencia a nivel internacional.
El Papa Francisco es un pontífice valiente. Sin prestar atención a los rumores que dicen que su vida peligra por la inminencia de un atentado en su contra, hizo su declaración temeraria en Albania, un Estado cuya población es musulmana en su mayoría. Afortunadamente, no le pasó nada.