Mientras los mercados y las bolsas de valores se caen en todo el mundo, la venta de armamentos se mueve al alza. El Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo publicó un informe en el que asienta que la venta de armas de los cien fabricantes más importantes alcanzó una nueva cifra récord de 375 mil millones de dólares en 2016, lo cual implica una venta de más de mil millones de dólares diarios.

El incremento de ventas de armamentos se desarrolló de manera desigual en los distintos países concurrentes, dentro de los cuales Estados Unidos se llevó el primer lugar con el 57.9% de las ventas totales; le sigue el Reino Unido con 9.6% y Rusia con el 7.1%.

Las ventas están espoleadas por las nuevas estrategias militares de las naciones, las guerras en curso y las tensiones regionales que amenazan con desembocar en nuevos conflictos. Hoy en día, la venta de armamentos se ha incrementado un 38% respecto a las cifras que existían en 2002, cuando el Instituto sueco inició sus funciones.

Las tres firmas más importantes en la venta de armas son de Estados Unidos, que está inundando con sus ventas la zona explosiva del Medio Oriente. La principal empresa es Lockheed Martin Corporation, que vendió en 2016 más de 40 mil millones de dólares; en segundo lugar se encuentra Being, con más de 29 mil millones de pesos, y le sigue Raytheon, con cerca de 23 mil millones de dólares.

El armamentismo se ha disparado, además, por las declaraciones bélicas de Donald Trump, el escarceo nuclear que se desarrolló desde fines del año pasado entre el gobierno de Pyongyan y la Casa Blanca, las tensiones entre Israel y sus enemigos a raíz de las declaraciones de Trump sobre Jerusalén, y las respuestas obvias de las potencias ante las amenazas de Estados Unidos. China, por ejemplo, se vio forzada a incrementar su gasto miliar en un 12% adicional a lo planeado.

Si todo ese dinero se canalizara a la producción de alimentación para la población desnutrida en el mundo, sería una buena noticia.