Aparentemente sin motivo alguno y ningún objetivo preciso, Corea del Norte lanzó 6 misiles al océano. Volaron desde la costa este del país una distancia de 100 y 150 kilómetros antes de sumergirse en las aguas. Para el gobierno de Pyongyang, se trató de una prueba de rutina. El pasado mes de enero, Corea del Norte lanzó una bomba nuclear de hidrógeno que levantó un oleaje de indignación en todo del mundo.
El lanzamiento de misiles al océano en realidad es una respuesta a las sanciones impuestas al país por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que esta semana aprobó los castigos más estrictos en dos décadas. Ahora el país tendrá que soportar la inspección de todos los cargamentos que ingresen al país por tierra, mar y aire; la prohibición total de venta de armamentos de cualquier especie, y la expulsión de cualquier diplomático norcoreano que se involucre en actividades ilícitas en el país que le brinde hospedaje.
Paralelamente, el gobierno de Corea del Sur aprobó antes que las sanciones de las Naciones Unidas se hicieran públicas una ley que difunde la violación de derechos humanos en Corea del Norte, donde existen actualmente 120 mil prisioneros en campos de concentración con condiciones inhumanas. De acuerdo a la nueva ley, una vez que las dos Coreas se reunifiquen, se castigará a todos aquellos que de una manera u otra violaron los derechos humanos de la población amparados por el gobierno.