La visita del Papa Francisco a Cuba fue todo un éxito. El mediador entre Cuba y Estados Unidos fue recibido con honores de jefe de Estado, ofició una misa en la histórica Plaza de la Revolución, y se entrevistó con Fidel Castro.
Pero más allá del protocolo requerido el Papa dijo palabras que tuvieron resonancia en toda la isla. Dijo que los cubanos deberían ser un ejemplo de reconciliación a nivel mundial. Dijo que encomendaba a las autoridades llevar su mensaje a los no presentes en los eventos -en clara alusión a los opositores cuya asistencia fue bloqueada- y, lo más importante, dijo ante las autoridades que el país no debería tener miedo al cambio.
Dejó claro, hablando de tal forma, que no tiene miedo de hablar para decir sus verdades.